Para Nohemí, en el libro de Rut, ¡la suerte estaba echada! Para una mujer de su época no podía existir mayor desgracia que convertirse en viuda y no tener hijos. Ella, seguramente, vivió por mucho tiempo pensando en cuan bendecida pues había parido 2 hijos. Una vuelta en el destino y pierde a su esposo y a sus tres hijos. De la noche a la mañana es, inesperadamente, una mujer en desgracia.
En el caso de sus nueras, también viudas, el futuro no es tan terrible. Siendo aún jóvenes las posibilidades de que se volviesen a casar eran mayores o, en el peor de los casos, podían volver a la casa de sus padres para ser protegidas. Nohemí, ya una mujer mayor, no contaba con ninguna esas dos opciones. Por eso, el ofrecimiento de apoyo y compañía de Rut, su nuera, resulta de tanto valor y a la vez tan ilógico. ¿Por qué Rut optaba por compartir un porvenir de pobreza convirtiéndose en la compañera de una anciana pordiosera?
También me sorprende de la historia el pobre ejemplo de fe que Nohemí podía ser para Rut y, a pesar de eso, la joven declara que el Dios de su suegra sería suyo. ¿Por qué la muchacha querría adoptar un Dios al que Nohemí consideraba incapaz de cambiar su destino?
Aunque a lo largo de la historia se van incluyendo elementos de orden y regulación del pueblo judío, a mi parecer, es un libro carente de lógica humana. Muchas de las decisiones y actuaciones de Rut me resultan casi de locura.
Pero el final, después de las opciones ilógicas que sigue Rut, cierra la historia con un derroche de bendición para ambas mujeres. Un destino compartido en donde, seguramente, el deseo del corazón de ambas es cumplido por Dios. El libro me hace pensar que, para quien es fiel a Dios en obediencia, jamás hay falsas esperanzas.
Dos cosas dan sentido a las situaciones disparatadas de toda la historia: el amor y la fidelidad. Esa fidelidad que Rut muestra a la mujer caída en desgracia, aunque ella misma está en una posición muy parecida. El amor del que Dios habla en su mandamiento hacia el prójimo y la fidelidad Booz a Dios, en combinación, transforman el futuro de esas dos mujeres en uno lleno de bendición.
Ahora me pregunto: Cuando algo en mi vida parece tener un destino desastroso e irremediable, ¿pierdo la esperanza en Dios como Nohemí o, como Rut, sigo adelante en amor y fidelidad sin perder la fe?. . . ¡Piénsalo bien!
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