lunes, 18 de abril de 2011

"Derrocado"

Tal vez uno de los conflictos mayores que enfrentan lo creyentes jóvenes actualmente es sobre el mandamiento explícito de Dios: “No harás yugo desigual”. Y, leyendo el antiguo testamento, veo que Dios pedía a Israel, una y otra vez, que no se unieran en matrimonio con los habitantes de pueblos que practicaban la idolatría y no lo honraban.
Parece que la razón para esa instrucción resultaba muy obvia. La adoración de ídolos era y había sido una de las razones para el alejamiento de Israel de la presencia de Dios. Y que en nuestros tiempos, donde ya no es tan evidente la presencia de tales ídolos, el mandamiento pareciera que ha perdido vigencia.
Una sola imagen me hizo descubrir que los ídolos, aunque ya no son de piedra, siguen siendo el motivo de una persona para alejarse de Dios y desplazarlo por una nueva imagen de adoración.
Aunque es difícil pensar que el bello rostro de una joven puede convertirse en el ídolo que sube al trono que sólo Dios debiera ocupar en el corazón de un hombre, la realidad es que Dios es derrocado con más frecuencia de la que quisiéramos por un par de ojos bonitos.
Ante la disyuntiva de los jóvenes para optar entre Dios o la persona por la que se sienten tan atraídos, su fe se ve disminuida para evitar que se interponga a su decisión de conservar a su ser amado.
Confieso que siento una profunda tristeza por nuestros jóvenes y otra, aún más grande, por el dolor de Dios al sentirse desplazado. Y me pregunto, además de una pareja, ¿cuántos más ídolos no estarán ocupando el lugar de Dios en nuestra vida?. . . ¡Piénsalo bien!

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