lunes, 12 de septiembre de 2011

"Música"

"En realidad, tú eres para ellos tan sólo alguien que entona canciones de amor con una voz hermosa, y que toca bien un instrumento; oyen tus palabras, pero no las ponen en práctica."
Definitivamente, lo que acabas de leer, puede ser una conversación entre el diácono de mi iglesia y mi Pastor, escuchada a tu paso por el corredor.
Pero no, en realidad fue escrita hace mucho, muchísimo tiempo y la leí en el libro del profeta Ezequiel. Y, lo digo con vergüenza, ¡no ha perdido vigencia!
Aunque mi día favorito es el domingo y se convierte en espectacular si al llegar no puedo encontrar un asiento disponible, a últimas fechas, me pregunto cuántos de nosotros podríamos compartir con un tercero lo escuchado.
Y, no es que no reconozca que las alabanzas, los abrazos y saludos al salir, la convivencia en los pasillos, me gustan muchísimo. Pero, ¿y el Pan de la Palabra? ¿Lo recordamos con tanta nitidez como las últimas noticias de nuestros amigos de la congregación?
Más allá, además de recordarlo, ¿lo integramos a nuestra forma de vivir como una instrucción precisa de Dios para nosotros?
Confieso, no siempre es así. Puedo relatar pasajes muy específicos en donde, por asociar el aprendizaje a una canción, se convirtieron en decisión, acción y convicción.
Si, ahora mismo, me esforzara en recordar el último mensaje de mi Pastor y lo que cambió de mi conducta, ¿tendría algo que contar? Y tú, ¿Qué podrías responder? ¡Piénsalo bien!