domingo, 15 de mayo de 2011

"Regreso"

A pesar de la expectación por el regreso, entramos tarde a la iglesia y, aun así, comenzó la bienvenida. Sonrisas, abrazos y palabras de amor nos fueron lloviendo en el recorrido hasta nuestros asientos. ¡Cuánto he extrañado a mi familia en la fe!, pensé.
La alabanza había iniciado y, al llegar a mi lugar, mi corazón comenzó a cantar y alabar a Dios con toda mi pasión por Él. Como anticipándose a nuestro regreso a casa, los cantos con las palabras perfectas para Dios habían sido dispuestas para agradecerle, una vez más, librarnos de la copa amarga de la pérdida, por Su fortaleza en las dificultades de las últimas semanas y, sobre todo, por Su presencia amorosa de cada instante. ¡Cuánta necesidad tenía mi alma de centrarme en la gratitud y cantarle a Dios! Y qué mejor que hacerlo rodeado de mis hermanos y amigos.
Durante la presentación de la misión de los jóvenes noté la presencia de una chica. Después de una ausencia de más de 4 años había vuelto y ahora, como líder de los jóvenes adultos, compartía con la congregación sus experiencias en el último viaje. A pesar del tiempo, era como si jamás se hubiera ido.
Comprendí que esa era la magia del amor en la iglesia. Sin importar el tiempo ni las razones de la ausencia, al regreso, siempre encontramos un lugar reservado y especial para cada uno de nosotros. Nos vemos acogidos en amor y recibidos con renovado entusiasmo en el reencuentro.
Ese es sin duda, redescubro, ¡el milagro de pertenecer al amoroso cuerpo de Cristo! AMEN.

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